Casalá promoviendo el mensaje de Dios.
Casalá promoviendo el mensaje de Dios.
SACERDOTE, SOCIÓLOGO Y DOCENTE

Luis Augusto Casalá : “Me atrajo el estilo de vida del mundo religioso”

Realizó el noviciado en Perú y estuvo cinco años en Chile como formador para la congregación de jóvenes. Promueve el mensaje del amor y la paz y, para potenciar eso e interpelar a más personas, creó su propio canal de YouTube. En la actualidad, acumula 11 años como capellán del colegio Marianista y se volvió un referente de la temática.

La experiencia en los años vividos como así también todo lo estudiado acerca del mundo religioso, lo convierten a Luis Casalá en una referencia local. En diálogo con Democracia, Casalá recordó su infancia en Buenos Aires; contó cómo es la cultura Marianista en la que creció; abordó sus experiencias en Perú y Chile; y analizó el lugar que ocupa la religión en la actualidad.

Recorrido

“Nací el 7 de mayo de 1949, en Caballito, Capital Federal. Mi papá era médico dermatólogo y mi mamá ama de casa. Tengo ocho hermanos y soy el mayor”, introdujo. 

“Papá trabajaba en casa y nos mudamos al centro en la zona del Alto Palermo: Santa Fe al 3000. Desde mi casa seguí yendo al colegio Marianista: entré con 5 años en el 55 y terminé en el 66: cuando recibí el llamado del Señor y me fui a Perú a hacer el noviciado”, contó.

Allí, en Perú, fue donde comenzó a dar sus primeros pasos en la formación religiosa. “No conocía la exigencia de esta vocación, pero fue una intuición correcta. Estuve dos años en Perú y descubrí la injusticia y Latinoamérica. Me enganché mucho porque conocí a varios teólogos importantes del continente”, valoró. 

De hecho, aquellas inquietudes que se despertaron en Casalá continuaron hasta su regreso a la Argentina. En tal sentido, definió a la experiencia en Perú como “tremenda” y compartió que “cuando volví estudié Sociología en la Universidad del Salvador donde, con esa orientación, me dediqué a la docencia dando algunas materias. Todo eso hasta el 76 cuando hubo un terrorismo terrible”. 

“En esa época me empecé a plantear la vocación sacerdotal: fui a Devoto en el 83 y me ordené como sacerdote. Estuve en la Patagonia de párroco en una experiencia maravillosa”, consideró. 

Por otra parte, y como un hecho constitutivo de su desarrollo, a la experiencia capitalizada en Perú y Argentina se suma la de otro país: Chile. Al respecto, comentó: “Estuve como formador durante cinco años para jóvenes de la congregación”. 

Sacerdote 

Más allá de la trayectoria realizada y sintetizada anteriormente, un punto nodal en la biografía de Luis Casalá es la elección de esta profesión.

Acerca de los motivos que lo llevaron a incursionar como sacerdote indicó: “Es un misterio. Hubo una atracción misteriosa, maravillosa, sentí la atracción por Jesús y su evangelio.

Me encantaba el estilo de vida de los hermanos religiosos marianistas. Todo ese mundo me atrajo. Dios se valió de eso, de ese gusto mío, para dar el paso para meterme”. 

Y continuó: “Cuando entro voy descubriendo nuevas cosas. La persona de Jesús es el fundamento último de mi vocación y seguimiento. Sentí hablar de él y me lo presentaron en el colegio Marianista”.

“No es alguien del pasado, sino que está vivo. Su mensaje en el modo de ser, no solo la teoría, su compasión y misericordia; e insistirnos en que si no amamos no hay futuro.

Como así que también que las leyes del mercado nos llevan a la muerte o la avaricia”, detalló.

Precisamente, citó su experiencia en Perú como algo fundamental en este aspecto. “En el noviciado empecé a descubrir las razones de esta vida consagrada. Esto es un camino de vida que me da vida a mí y a otros. Seguir a un hombre que lo siento vivo y ofrece una alternativa de vida en un mundo con tanta muerte. La paz está amenazada por todos lados y no se consigue a través de la guerra, sino del diálogo y el respeto al pluralismo”, explicó. 

Marianista

Sin lugar a dudas, algo que forma parte de la identidad de Casalá es la “cultura Marianista”, a partir de la cual logró forjar su identidad y reivindicar su visión sobre el mundo.

“Los marianistas tenemos un fundador en el siglo XIX que tuvo la ocurrencia de fundar la ´familia Marianista´: Guillermo José Chaminade encabezó la fundación. Él intuyó, como otros fundadores como puede ser Juan Bosco, un modo diferente de seguir a Jesús y vivir el evangelio”, manifestó. 

“Intentamos que se note esta unión, que se sienta reconocida y haya un espíritu que permita que seamos nosotros mismos al compartir, como cuando estás en familia. Chaminade decía que el espíritu misionero era muy fuerte: tener brazos o puentes de solidaridad hacia las afueras y los más necesitados”, definió.

Esta cultura que descripta por Casalá no se agota en sus palabras, sino también que se refuerza a partir de los hechos que llevó adelante. Sobre esto recordó el trabajo en un “montón de proyectos como merenderos, la cárcel, chicos en situación de vulnerabilidad escolar. No nos consideramos una isla, sino que acá nos salvamos todos, juntos, como colectividad”. 

“María nos representa mucho y hacemos foco en el cuidado de los vínculos y de la naturaleza. El modo cuidado entra en nuestro modo de ser. Este combo de cosas, y que cada uno lo mezcla a su estilo porque nadie es igual al otro, son los ingredientes del carisma Marianista”, expuso.

YouTube

Acerca de lo que suele ser su cotidianeidad, Casalá, contó: “Vivo solo y cada día es distinto para mí. Hace diez años estoy jubilado y ahora acompaño, no doy clases. Estoy al servicio de los colegios cuando hace falta. Me entretengo mucho pasando por administración y conversando”.

“Hago las compras, cocino. Yo quiero vivir en la realidad, no estoy encerrado en un palacio o un convento. Por la tarde voy a visitar a algún enfermo y charlo con la gente”, agregó. 

Como parte de su rutina, resaltó el lugar que ocupa la meditación. “Es algo que está muy de moda en general, ya sea, el mindfulness o yoga, sirve para no aliernarnos o vivir tan acelerados. Hay que tratar de parar la pelota y yo siento que es la clave de mi vocación”, opinó.

Asimismo, y lo que se puede considerar más “novedoso”, por lo que significa esta combinación entre religión y tecnología, es el uso de plataforma que realiza Casalá. 

“Tengo un canal en YouTube donde comento el evangelio. Lo hago de forma casera: me filmo reflexionando sobre el evangelio de los domingos”, comentó y profundizó: “La gente no escucha más de dos minutos, pero dije que lo mío no iba a ser así; sino para la gente que tenga realmente interés y quiera escuchar. Estoy en los diez minutos de video para la gente que, en la semana, puede dedicarle ese tiempo. Mi lectura del evangelio tiene una relación profunda con lo que pasa en la realidad, soy sociólogo y no le escapo”. 

Actualmente, Casalá, tiene 216 videos en su canal de YouTube en los que, como puede verse, se encuentra frente a la cámara, en primera persona, hablando en torno a determinado evangelio acorde al día. 

Visión de Junín

Pese a ser oriundo de Buenos Aires, nuestra ciudad hoy es el lugar donde vive Casalá. Al respecto, brindó su parecer: “Es una ciudad que elijo para vivir y me encanta. Tiene algunos beneficios increíbles y únicos. La gente es maravillosa y la salud es muy buena”.

“Tiene la universidad que es una joya, tribunales, un comercio importante: lugar de paseo y para compras; la laguna de Gómez. Cuando llevo gente de Buenos Aires a la laguna no lo pueden creer: un lugar hermoso, limpio”, describió. 

Siguiendo con su parecer, no esquivó a las críticas constructivas y señaló: “Me gustaría que Junín abra los ojos a la realidad de los comedores barriales. Hay una gran pobreza, que no es infinita como en el gran Buenos Aires, pero es una pobreza que se puede acompañar y es mucha. La lluvia e inundaciones lo pusieron de relieve”.

“A mí nadie me lo cuenta, lo veo: hay gente sencilla y muy capacidad que quiere trabajar”, enfatizó.

No obstante, en lo que hace a la religión y su relación con nuestra ciudad expresó: “Es una ciudad normal. Hay algunos grupos extremos que, injustamente, han atacado a la iglesia del centro. Son grupos pequeños”. 

“Hay cambios muy profundos y, como parte, una pérdida del sentido religioso. Tenemos muchos chicos en un colegio católico sin bautizar. Casarse por iglesia es elegido por una minoría. Los jóvenes no están muy interesados. La iglesia necesita otra forma de transmitir el mensaje de Jesús que llegue en un lenguaje accesible a los jóvenes”, analizó. 

“No puedo dejar pasar que estamos con un gobierno nacional que destruye el bien común: pondera el mercado ante todo y destruye el Estado. Considero que es una política absolutamente destructiva. ¿Hay cosas que mejorar? Por supuesto, pero no es así, no es destruyendo todo”, cerró. 

Finalmente, más allá de su perspectiva crítica en torno a las políticas públicas (o ausencias de ellas) que caracterizan a este presente, sin lugar a dudas que el motor y la esperanza de Casalá están depositadas en la fe y el trabajo por la paz que realiza día a día.

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